Actualmente, la mayoría de marcas cuentan ya con una cuenta en Twitter o una página en Facebook. Es raro que un usuario haga una búsqueda por Internet sobre una marca y que esta no tenga presencia online.
De hecho, si esto pasara, la marca perdería credibilidad y los clientes acabarían siendo clientes de la competencia, ya que les ofrecen el mismo producto, incluso quizás más barato y con un mejor servicio de atención al cliente.
Por tanto, las empresas son conscientes de que las redes sociales son herramientas muy potentes que ayudan a: aumentar la interacción con su comunidad y captar nuevos clientes.
Pero aunque conocen la importancia de incluir en su estrategia de marketing estas acciones, algunas no tienen claro quién es la persona encargada de ejecutar este plan estratégico, ni cuáles son sus funciones y responsabilidades.
Es un profesional que conoce a la perfección las herramientas para gestionar las redes sociales de una empresa y fomentar la comunicación e interacción de la empresa con sus clientes. Además, se encargará de compartir con su comunidad contenido interesante para generar engagement y mejorar la visibilidad en el entorno online.
Entre los objetivos del Community Manager se encuentran: mejorar la imagen de marca de una empresa; amentar el número de seguidores en Facebook, Twitter u otra red social; ofrecer un mejor servicio de atención al cliente; conseguir más suscriptores; o mejorar el engagemnet entre usuario y marca, entre otros.
Como en cualquier otra profesión, a veces cometemos errores porque somos personas y no máquinas que automatizan el trabajo y se robotizan. Los humanos cometemos fallos y por eso debemos comprender que los Comunity Managers, ya sea por estrés o despiste, también se equivocan a veces en sus tareas. Veamos con lupa de cuáles se tratan:
1. No responder a los comentarios
Un Comunity Manager que no responde a los comentarios de su comunidad, afectará negativamente a la marca. Dará una imagen de dejadez y transmitirá que la marca no tiene personalidad ninguna.
2. No compartir recursos de valor
No puedes vivir con miedo a compartir contenido interesante para tu comunidad por si la competencia te copia. No funciona así, el contenido está en Internet y cualquiera puede utilizarlo.
De lo que se trata es de compartir algo que consideras de valor para tus lectores y que lo haces sin ningún interés, pensando solo en satisfacer su necesidad. Esto es lo que el usuario valora.
3. No tener una planificación
Muchos empiezan a gestionar las redes sociales sin haber planificado antes su estrategia en un calendario editorial que les sirva como guía para saber qué publicar cada día, qué keywords utilizar, qué tipo de contenido, qué tono, quién es el público objetivo…Sin duda, este paso es esencial para organizarte y cumplir tus objetivos.
4. Querer avanzar muy rápido desde el principio
Debido a que el cliente quiere resultados inmediatos, el CM intenta abarcar demasiado para sorprender al cliente y hacerle feliz. Construir una buena marca en redes sociales necesita de tiempo y hacerlo a la ligera puede echar por tierra todo el trabajo conseguido hasta el momento.
5. No elaborar un plan de marketing personalizado para cada empresa
Hay que tener un plan de marketing personalizado para cada cliente. El hecho de que a una empresa le funcione su perfil en Instagram, no quiere decir que a otra le vaya bien. Debemos estudiar al público objetivo, saber por dónde se mueven, conocer sus aspiraciones, miedos y a partir de ahí decidir que plataformas utilizar para llegar al cliente.
6. No medir los resultados
Para saber si una estrategia está funcionando o no, tendremos que medir y analizar los resultados que hemos obtenido de nuestras campañas. Para ello, debemos utilizar herramientas de medición para conocer qué estrategias potenciar y cuáles no surten efecto y necesitamos cambiar.