Después de más de 10 años como empresa hemos pasado por muchos momentos en los que hemos tenido que definir nuestras estrategias comerciales para intentar crecer en un sector muy competido.
Con ganas de captar clientes, hemos optado muchas veces por lanzar promociones de todo tipo y por ajustar los precios de forma que no fuera un obstáculo para contratarnos.
Con el paso del tiempo, hemos ido viendo como la competencia crecía en un sector donde abunda el autodidacta y donde las plataformas de desarrollo se hacen cada día más potentes. Como siempre, en la guerra de precios, siempre sales perdiendo porque siempre alguien vende más barato que tú.
Por una parte, nos daba rabia perder proyectos porque otros lo ofertaban a menos precio. Por otro lado, nuestro esfuerzo por innovar y por atender de forma cercana y eficaz a nuestros clientes nos ha llevado a diferenciarnos por el producto final de nuestro trabajo y la satisfacción de quienes nos contratan.
Es un camino difícil, lento y a veces duro pero queda recompensado cuando escuchas a un posible cliente (o prospecto, como dicen en marketing) decir lo siguiente:
O hago mi proyecto con vosotros o no lo hago.
Es decir, nos eligen antes de saber el precio y si tienen que ajustar el presupuesto lo hacen a base de recortar algunas funcionalidades en el desarrollo inicial.
Con este ánimo, nos hemos atrevido a cambiar de nuevo nuestra página web. Aun cuando mucha gente seguía felicitándonos por nuestro anterior diseño, sentíamos la necesidad de ir un poco más allá. Queremos estar un paso por delante para demostrar que podemos hacer las cosas mejor que otros y que el precio que cobramos es necesario para poder entregar proyectos de calidad.
Así que este año queremos contactar con esos clientes que valoran lo bien hecho por encima de lo económico. Por otra parte, como reza el título del post, eso no significa que salgamos caros.
Porque en Clave Web también huimos de la política de inflar los precios artificialmente. Sabemos que para muchos emprendedores su proyecto web supone un esfuerzo económico importante y por eso mismo pensamos que no hay peor despilfarro que gastarse poco en algo que no sirve finalmente para nada.
Es preferible empezar con menos y bien hecho para luego ir ampliando según las necesidades del momento.
En resumen, no somos ni caros ni baratos. O visto de otra forma: somos caros si buscas precio y somos baratos si buscas calidad.